Cuándo se fue, creí que se derrumbaba todo.
Que me quedaba vacía y sola. Más sola que nunca.
Que lo perdía todo, que ya no había amor posible.
Solo dolor y rencor...
Pero ahí estaban, mal que me pese, su legado también.
Lo mejor que pudo hacer, e hizo en esta vida.
Estaban ellos; "el Príncipe y la Guerrera";
o bien "la Princesa y el Guerrero".
Llenos de vida, de demandas, de inquietudes.
Llenos de todo, esperando Amor...
Y entonces supe que aquella soledad no era tal.
Que aquella ausencia, era tan diminuta
a la sombra de mis guerreros, de mis dos príncipes.
Que no había rencor. Sí dolor...
La presencia de ellos dos cada vez era más gigante.
Pero esos dos gigantes en verdad eran dos niños.
Que también habían sido inexplicable y
mezquinamente abandonados.
Y habían perdido una parte fundamental para sus vidas.
Que también sufrían, y a quienes en definitiva
les dolería casi por siempre y mucho mas que a mi
aquella horrible ausencia...
Ellos son los verdaderamente abandonados, lastimados,
los únicos perdedores de esta absurda y miserable decisión de su padre...
Entonces me levanté, no era yo; eran ellos.
Siempre fueron ellos los que me sostuvieron, los que me sostienen.
Los que me necesitaban, los que me necesitan...
Y a Tí, Nuestro Gran Salvador, El de la cruz más pesada.
Te doy gracias por mis dos salvadores...
Cuídalos y protégelos siempre.
Te pido que me guíes...para poder guiarlos a Ti.
Gracias a TI y a ellos.
Bendice muy especialmente a todas las madres solas, y a todos los niños sin padres...
asi
