Y las cartas continuaron llegando, una tras otra... en cada una de ellas reinaba el dolor, la angustia, la tristeza, la incertidumbre, los interrogantes, arrepentimientos, y mas dolor y mas angustia, a veces desesperanzas alternadas con desengaños esperanzadores... y muchas lágrimas que se dejaban ver en la tinta corrida de las letras de aquellas cartas de dolor que hacían prácticamente ilegibles varios párrafos de las mismas..
Pero esta fue la última que encontré. Escrita con el mismo dolor, aún con mas tristeza, pero al parecer casi sin fuerzas... y decía así:
No entiendo, no entiendo, no entiendo ¿por qué? por qué Nelson...por qué esta traición tan fea y tan cruel; por qué tantas mentiras... ¿¿por qué... ?? si caíste, y te agradó... y... aunque se haya convertido en amor... ¿por qué no pudiste decir NO? aunque te doliera el alma... pudiste haber dado un paso al costado... pudimos ser tu refugio, tu consuelo...Sin en embargo, preferiste que nos doliera el alma a tus hijos y a mi...
Siempre creí ciegamente en cada palabra que me dijiste, siempre estuve ante ti de rodillas... te supliqué, te rogué... y si te demostré... pero nada de eso sirvió.. tontamente cegué mi intuición porque ya no quería que estés enojado y molesto conmigo, porque siempre elegí creerte...
Te abrí las puertas de mi vida, mi corazón, mi casa, te entregué mi alma... y aunque siempre pensaste y dijiste
que no, sí te acompañé en cada cosa que hacías, que decías, y que yo entendía que era lo que querías...y siempre cedí, aunque digas que no...
Este dolor me está matando... y conozco de traiciones... pero esta vez es tan... tan, tan inesperada; y de la última persona que jamás pensé que alguna vez podría traicionarme de este modo... de la persona en la que más confiaba y creia en este mundo... vos Nelson... y sin que te tiemble el pulso incrustaste en lo mas profundo de mi ser y de nuestra familia la ancha espada de la traición, del engaño, de la felonía y la ingratitud...
Y duele, duele, duele tanto, y cada vez se hace más insoportable...pero lo más insoportable es saber que no luchaste ni un poquito, no luchaste ni un poquito por Agustina, no luchaste ni un poquito por Baltazar...y no
luchaste nada por mi... Duele saber que al parecer no te dolió, y menos te duele...
No entiendo como puedes pregonar tanta felicidad sabiendo que estamos sufriendo, que aquellos que alguna vez amaste sufrimos por esa "felicidad" tan cara que nos arrebató ¡todo!, nuestro pasado, nuestro presente y el futuro más que nuestro, de nuestros hijos... No obstante, no molesta... no la entiendo y... Duele, duele y no deja de doler...
Me gustaría despedirme para siempre... pero hay dos vidas que aún nos unen... Que Dios te bendiga y te acompañe el resto de tu vida...
asi.
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